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sábado, 27 de diciembre de 2014

Primera Navidad lejos de casa

Bueno en esta ocasión traigo otro cuento navideño de sutoria, si bien la susodicha fecha ya paso, aun se respira un poco de su ambiente en el aire, y no me pareció mal publicarla puesto que la acabo de escribir. sin mas espero les guste este corto relato 





Primera Navidad lejos de casa

Era la primera navidad ahí, y eso entristecía un poco a todo el equipo, había algunos que decían que ni siquiera tenía sentido festejarla estando ahí, pero la mayoría sentía tanta nostalgia que decidieron hacer una pequeña celebración de todos modos.

El campamento (como le llamaba el equipo) era un lugar reducido, había tres habitaciones donde reposaban los doce miembros del equipo, cuatro mujeres y ocho hombres, una cocina, dos servicios, una pequeña sala de estar y la habitación más grande: un laboratorio.
Los doce habían llegado a estrechar una fuerte amistad, pues nadie quería enemistarse con las pocas personas con las que tratarían los próximos diez años. Fueron las cuatro mujeres, que habían intimado mucho más, las que decidieron que tenían que festejar Navidad, los hombres en su mayoría estuvieron de acuerdo casi instantáneamente, los pocos que decían que no tenía caso rápido cambiaron de opinión.

Sería una navidad muy rara, hacia frió, mucho, más del que ninguno hubiera experimentado antes, pero esto contrastaba con el paisaje ampliamente desértico, a donde miraran nada más que arena. Eso hay que decirlo, es lo que más les deprimía de estar ahí. Intentaron adornar un poco el campamento, pero no tenían con ellos adornos navideños, por lo que se tuvieron que ingeniar haciendo algunos con hojas de papel, y otros materiales de oficina, no podían darse el lujo de usar más, las provisiones eran contadas, y faltaba demasiado para que una expedición los surtiera. La cena tampoco sería gran cosa solo un poco más ostentosa que lo común, lo cual no era decir mucho, pues comían casi siempre lo mismo.

Sin embargo el salir de la rutina comenzó poco a poco a subir el espíritu del equipo. Terminaron temprano los deberes del laboratorio, y los que salieron a campo regresaron temprano también. Todos se reunieron en la sala de estar que quedaba céntrica respecto al resto del campamento.

“Bueno si bien no es la mejor celebración navideña del mundo… peor es nada” exclamo una de las mujeres, y la que más se empeñó en organizar todo. “Tienes razón,  en esta ocasión me gustaría compartir algo, que bueno he estado ocultando por un tiempo” dijo el capitán del grupo, que salió de la habitación y regreso con una botella de coñac, no era nueva, clara muestra de que el capitán acostumbraba beber un poco debes en cuando, aunque todos se preguntaron a qué hora seria, ya que compartían habitación.

La presencia de alcohol ambiento más las cosas que la comida o cualquier adorno, todos agradecieron poder disfrutar de una bebida embriagadora, aunque algunos no acostumbraban beber antes de llegar ahí.

“Capitán lo tenía bien guardado ¿no pensó compartir un poco de esto antes?” comento alguien ya un poco risueño por los efectos del coñac “Bueno, un capitán debe tener algo que le ayude a no sucumbir a las agobiantes responsabilidad de su puesto.” Respondió entre risas y todos rieron aún más con esa recriminación a su líder.

Poco a poco la nostalgia se fue nuevamente apoderando de todos, que comenzaron a relatar como celebraban la navidad en sus hogares. Descubrieron para su sorpresa que de los doce nunca habían estado fuera de sus casa en navidad, hasta antes de la expedición todos habían vivido cerca de su trabajo, y nunca habían tenido que pasar la festividad lejos de lo que conocían, ese descubrimiento ayudo a que todos sintieran una mayor empatía por sus acompañantes, pues ahora todos sabían que compartían el mismo nivel de nostalgia.

El capitán salió por un momento al laboratorio y regreso “Saben, ya debe de ser navidad”
Todos guardaron silencio por un momento mientras a la vez se miraban unos a otros. Se levantaron y se pusieron su traje a presión para poder salir del campamento.


Una vez afuera, todos miraron al cielo. La tierra, lejos como estaba no era más que un pequeño punto menos reluciente que una estrella, y difícil de ubicar para el ojo inexperto, pero todos tenían ahí casi un año y supieron dónde mirar. “Bueno, siéntanse orgullos, son las primeras personas en celebrar navidad en marte” Dijo el capitán, todos lo oyeron desde los comunicadores de sus trajes.

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