Una disculpa por demorar tanto, no es justo para con los seguidores de este fic, y lo se
na hay mucho que decir espero lo disfruten, y nos vemos en mi próxima entrada
Capítulo
9
Eduardo
Arnold corría a toda la
velocidad que podía, apenas notaba que los demás estaban detrás de él ha, no
mucha distancia, el sr. Smith, si realmente era el, era veloz. Arnold estuvo a
punto de perderlo en muchas ocasiones, el hombre en gabardina no solo era
veloz, si no que parecía conocer a la perfección como estaba organizada la
ciudad, sabia la posición de varios callejones y calles escondidas, lo que
dificultaba poder seguirle el paso. Los chicos estuvieron a poco de alcanzarlo
en algunos giros pero él lograba escabullirse por otros callejones. La
persecución había durado ya varios minutos, y Arnold noto que ya no sabía dónde
estaba, cuando finalmente consiguiera dar con el Sr. Smith, si es que lo
lograba, no sabría cómo regresar al hotel.
El grupo, siguió detrás del
Sr. Smith, cuando ya habían llegado a un barrio que lucía un tanto descuidado,
con poca iluminación, y que a todas luces parecía peligroso, por si fuera poco
parecía que cada calle tenía un callejón, por lo que seguirle la pista al
hombre en gabardina era casi un laberinto. Pero debieron tener un golpe de
suerte, tal vez fuera que el Sr. Smith ya se había cansado, pues cometió un
error, al girar para tomar un callejón y salir de este no se encontró en una calle
más, si no en la entrada a una gran avenida, y el tráfico era demasiado para
poder cruzar rápidamente. Intento recalcular su dirección, por un momento dio vuelta atrás por instinto,
pero reacciono rápido y decidió tomar por la derecha. Pero ya era demasiado
tarde, había perdido tiempo y el grupo de amigos ya había acortado bastante el
camino. Finalmente fue Gerald quien dio un brinco para taclear al hombre, que cayó
de espaldas, tirando el sombreo que le cubría la cabeza, y revelando el rostro
detrás de la gabardina.
-¡Un momento! ¡Yo lo
conozco!- Dijo Arnold tan sorprendido que sus ojos parecían platos.
-¡Pues claro que lo conoces!
¿Qué no vive en tu casa de Huéspedes?- Fue la sarcástica respuesta de Helga.
-No quiero decir eso, me
refiero a que… ¡Él es Eduardo!
-¡¿Qué?!- Preguntaron todos
al unísono.
En ese momento Eduardo
suspiro y dijo:
-Puedo explicarlo Arnold,
yo… bueno… es una larga historia.
Eduardo se levantó, mientras
los niños formaban un círculo alrededor de él, su rostro dibujaba un semblante
triste, el de alguien que no ha descansado en mucho tiempo
-Síganme, conozco un lugar
donde podremos hablar más a gusto- Dijo Eduardo intentando esbozar una sonrisa,
aunque sin mucho éxito
El hombre en gabardina los
guio por algunas calles acercándose poco a poco al lugar donde estaban antes,
eso alegro a los chicos, pues se habían dado cuenta que no tenían la menor idea
de donde estaban y lo que podía ser bastante problemático. Finalmente llegaron a un pequeño café cercano a la plaza
donde estaban antes, ahí Eduardo pidió una mesa para todos y ordeno un café
para él y chocolate para los chicos. En el transcurso no había dicho una sola
palabra
Finalmente fue Arnold quien
rompió el silencio
-Eh… Sr. Smi… digo Sr.
Eduardo… ¿podría decirnos que pasa?
Todos miraron fijamente al
hombre moreno y de cara larguirucha que era Eduardo
-¿Es usted el Eduardo que
era amigo de los padres de Arnold?- pegunto Helga frenéticamente
-Sí, Miles y Estela eran mis
amigos, mis mejores amigos. Enserio lo lamento Arnold es mi culpa que
desaparecieras, después de todo fui yo quien les pidió que regresaran a San
Lorenzo- Mientras decía esas palabras Eduardo mantenía una expresión triste y
nostálgica, Arnold supo, que realmente estaba muy triste por lo ocurrido en el
pasado.
-¿Y sabe usted que pasó con
mis padres?-
-Me temo que no Arnold, los
busque por años pero…
Pero Arnold no lo dejo
terminar
-¿Por qué se hizo pasar por
el Sr. Smith? Y ¿Por qué nos siguió
hasta aquí?
-Por Favor Arnold, entiendo
que deseas saber la verdad, y tienes todo el derecho a saberla, déjame
contestar una a una tus preguntas.
De ese modo Eduardo comenzó
a relatar la segunda historia más interesante que habría escuchado Arnold en
desde que leyó el diario de sus padres.
“Veras Arnold, como
recordaras por el diario de miles, fui yo quien les pidió que a tus padres que
regresaran, pues la enfermedad del sueño había retornado y con mucha más fuerza
que nunca, incluso mis familiares sucumbieron a la enfermedad, ya entonces sabía
que tus padres podían ayudar, pero ellos habían formado ya una vida, y no
quería exponerlos también a la epidemia. Otra cosa que debes de saber es que yo
nunca tuve contacto directo con la gente de los ojos verdes, todo lo que sabía
de ellos y su existencia moderna, es lo que tus padres sabían, aun así al
parecer ellos sí que sabían de mí, pues poco después de la muerte de un
familiar mío, apareció en mi casa una pieza de joyería de los ojos verdes,
estaba acompañada de un dibujo, que fácilmente podía interpretarse como un
retrato de tus padres, eso lo puede interpretar como que me estaban pidiendo
que los llamara.
Y eso fue lo que hice, ahora
me arrepiento tanto de eso, fui hasta tu ciudad, donde los encontré, y les
suplique que volvieran a San Lorenzo para que ayudaran con la epidemia, fue una
decisión difícil para ellos, pues habían comenzado a formar una vida ahí, pero
finalmente aceptaron regresar, por desgracia, y como sabes ellos
desaparecieron.
Yo me sentí horriblemente
culpable Arnold, después de todo fui yo quien les pido volver, fue entonces que
decidí adentrarme en la jungla y buscarlos, mi búsqueda duro años, intente
encontrar los lugares que ellos mencionaron sobre los ojos verdes, pero nunca
lo hice, llegue a conocer muy bien ciertas partes de la jungla, pero es un
lugar enorme, y hay mucho terreno que no llegue a conocer.
Fueron años en los que
manejaba mi vida entre expediciones en la jungla mi trabajo en la universidad, pero nunca
logre nada. Finalmente un día hace cuatro años pensé en ti… lo siento, debí
pensar en ti mucho antes, pensé que ya no eras él bebe que yo conocí cuando vivías
con tus padres, sabia que te encontrabas bien con tus abuelos pero comencé a
sentirme culpable, por lo que decidí ir a los EUA para saber cómo te
encontraba. Pero tenía demasiada vergüenza para presentarme como yo mismo, fue
por eso que tome el nombre de Sr. Smith, por suerte tu abuelo hace pocas
preguntas mientras reciba un cheque, y nunca se percató de quien era, muchas
veces quise confesar mi identidad, pero entre más tiempo pasaba más difícil se
volvía por lo que simplemente me mantuve en la casa de huéspedes.
Luego encontraste el diario
de tus padres, y ganaste este viaje, fue ahí cuando supe que tendría que
regresar a San Lorenzo, pues si no me equivoco buscas a tus padres Arnold, es peligroso,
yo pase años haciéndolo, y casi muero muchas veces, sé que guardas esperanzas,
y yo también tengo algunas aun, pero tu vida y la de tus amigos vale más, te lo
pido Arnold no entres a esa selva.
El chico con cabeza de balón
estaba anonadado por la historia que acababa de oír, y sus amigos no se
encontraban en menor situación, todos tenían una expresión de sorpresa, aunque
la cara de Arnold mostraba tan bien cierta tristeza, y compasión por Eduardo, a
quien creía comprender.
Todos permanecieron en silencio
por un rato, intentando digerir toda la nueva información que les habia
golpeado en tan poco tiempo, aun cansados pr la persecución, parecía que
tuvieran despiertos una semana, a pesar de que solo habían pasado pocas horas
desde que se encaminaron a la universidad.
Finalmente fue Arnold el
primero en hablar, no sin algo de nerviosismo en su voz:
-Sr. Eduardo… me alegro de
me contara la verdad… pero no puedo dejar de buscar a mis padres, etamos
demasiado cerca, llegar a qui costo mucho y no puedo rendirme ahora
-Pero Arnold es tremenda…-
Pero Arnold no dejo terminal a Eduardo
-Sea nuestro guía Sr.
Eduardo, de esa forma usted puede vigilarnos y asegurarse de que no pasemos
ningún peligro, usted mismo lo ha dicho, conoce la jungla, sabe cómo moverse en
ella
-Tal vez Arnold, pero la
selva es enorme no la conozco en su totalidad, y aun las partes que conozco son
peligrosas por más experiencia que tenga en ella, además mi guía de nada
serviría, pues a pesar de años de búsqueda nunca me acerque nada a los ojos
verdes.
-Eso es diferente ahora Sr.
Eduardo, tenemos un mapa- contesto Arnold, ahora con notable entusiasmo.
-¡Un mapa! ¿Pero cómo?- Dijo
sorprendido el hombre latino
-Estaba en el diario de mis
padres, es un mapa hacia la ciudad de los ojos verdes, no lo he descifrado por
completo, pero estoy seguro que usted podría interpretarlo mucho mejor.
Por un momento los ojos de
Eduardo brillaron con verdadera emoción y esperanza, sin embargo se apagaron
rápidamente, al recuperar su sensatez
-No, Arnold, sigue siendo
arriesgado, además, no hay prueba de que tu mapa represente realmente la ciudad
de los ojos verdes, podría ser simplemente un templo o algo parecido, además –Y
su voz se llenó de tristeza- Sabes que no es garantía de que tus padres… estén
con vida… puede que… que…
-Solo me queda esta
esperanza Sr. y – La voz de Arnold adquirió entonces una fuerte decisión- estoy
decidido a ir.
Eduardo se llevó las manos a
la cara en señal de frustración, y permaneció de esa forma por un momento,
hasta que finalmente dijo con tono de resignación:
-Bien, los acompañare, pues
alguien debe hacerlo, además enserio comparto tu esperanza Arnold.
Arnold parecía feliz, sin
embargo sus amigos aun parecían algo sobrecargados con la información, hasta
que Gerald decidió decir lo que los demás estaban diciendo
-Bueno Arni ¿Cuál es el
plan? No podemos solo escabullirnos del grupo e introducirnos en la selva.
Con una sonrisa un poco
burlo en la cara de Arnold, este respondió.
-Bueno a decir verdad creo
que eso es justamente lo que aremos.
Nuevamente todos quedaron en
silencio por unos momentos, esta vez fue Helga la primera en hablar.
-¡Je! Es poco común en ti
cabeza de balón, no sueles romper de esta forma las reglas… me agrada.
-Pero Arnold, no creo que
simplemente podamos desaparecer, quiero decir piensa en cómo se preocupara el
Sr. Simmons- respondió una angustiada Lila .
-Creo que el eventualmente
entenderá las razones Lila, además no nos iremos de inmediato, aun debemos
prepararnos ¿no lo creé Sr. Eduardo?
-Si…. Si claro, no puedo
meternos en la jungla sí como así hay varias insumos que debo conseguir antes y
me gustaría estudiar el mapa que mencionas Arnold.
-¡Entonces cando partiremos
Arnold!
-No estoy seguro, Sr,
Eduardo ¿creé que en dos días nos encontraremos en posición de iniciar la
búsqueda?
-mmm naturalmente me
gustaría tener más tiempo para preparar, pero dado que tienen un tiempo
limitado en San Lorenzo, creo que puedo apresurar un poco las cosas.
-Bien Arni eso nos deja dos
días para aparentar normalidad, en todo esto, ya sabes mantener un perfil
bajo-dijo Gerald.
En ese momento Phoebe que
llevaba todo ese tiempo sin decir una sola palabra dijo:
-Bueno creo tener una idea,
realmente creo que deberíamos coaccionar a algunos de nuestros compañeros, para
tener una, digamos fuerza de apoyo que impida que el Sr. Simmons y el director
Wartz pierda la cabeza cuando noten nuestra ausencia.
Arnold miro a Phoebe por un
momento, para finalmente decir:
-Sí creo que es buena idea,
eventualmente todos se enteraran por lo que creo que es bueno hacer que algunos
nos ayuden en ese aspecto.
-¿Realmente lo crees Arni? A
mí me gustaría tener esto en secreto el mayor tiempo que podamos.
-Eventualmente se enteraran
Gerald, creo que es mejor si podemos hacer que nos ayuden a distraer a Simmons
al menos por un tiempo.
-Tú mandas Arnold- Respondió
secamente el chico.
-Bueno creo que es tiempo de que regresemos al
hotel. Muchas gracias por contarme su historia Sr. Eduardo, y por la ayuda que
nos dará
-No te preocupes Arnold,
debí haberte ayudado hace mucho.
Arnold le entrego el mapa,
para que Eduardo pudiera examinarlo bien, y quedaron de verse en ese mismo
lugar dentro de dos días para poder partir.
…
Una vez en el hotel, y
cuando los maestros se habían retirado a dormir a sus habitaciones Arnold,
Gerald, Helga, Phoebe y Lila llamaron a los demás chicos a la habitación de
Arnold.
Estaban ahí reunidos Harold,
Rhonda, Eugine, Curly, Stinky, Sid, y Nadine, sentados en semicírculo alrededor
de los otros cinco.
-No creo haber entendido
Arnold, ¿estás diciendo que tus padres se perdieron aquí, y estas tratando de
encontrarlos?- Pregunto un confundido Stinky cuando Arnold termino de contar su
historia.
-Justamente eso Stinky
-Pero Arnold, sin ofender
cuales crees que son las posibilidades de encontrarlo, ¿crees que vale la pena
ir a ensuciarse a una jungla?
-Por más baja que sea la
oportunidad debo averiguarlo Rhonda.
-¡Hey! Y ¿Por qué solo van
ustedes?
-Harold creo que entre menos
vayamos será mejor, ya de por sí creo que vamos demasiados, además necesitamos
que ustedes nos ayuden a distraer a Simmons por un tiempo, no creo que tardemos
poco tiempo, en definitiva no es viaje de un día, podríamos estar incluso meses
ahí.
-¡¿Meses?! Arnold, por favor
considera lo que estás haciendo… no puedes solo ir y meterte ahí…
-Rhonda es solo que…
-Yo opino que ayudemos a
Arnold ¿Cuándo se ha equivocado?
-Gracias Eugine, no es que
no pueda equivocarme es solo que necesito hacerlo.
-Muy bien Arnold, pero
recuerda que yo me opongo completamente, y que nos deberás a todos un gran
favor por esto.
-Los se Rhonda, no tienen
idea de cuánto se los agradezco.
…
Finalmente llego el dia. Los
cinco chicos que se embarcarían a una misión en la jungla se levantaron más
temprano que todos los demás para poder salir sin que el Sr. Simmons o el
Director Wartz los observara, y cuando estos al fin se alistaron para llevar al
grupo a su próximo destino turístico,
Rhonda los excuso diciendo verían ahí, que al levantarse temprano
simplemente habían salido a conocer un poco la ciudad, pero los encontrarían más
tarde. Simmons no estuvo demasiado feliz pero Arnold jamás le había dado
problemas, un voto de confianza no está de más.
Cuando Los chicos se
encontraron con Eduardo este estaba vestido con una camisa de franela,
pantalones de mezclilla, y un sombrero de paja, y les entrego atuendo similares
a los chicos salvo por que sus sombreros eran de estilo más de pescador.
También llevaba consigo tres mochilas, cada una llevaba encima una casa de
campaña, las mochilas iban cargadas de provisiones y herramientas básicas, le
entrego una a Arnold, otra a Gerald, y la tercera la cargo el mismo.
Tomaron un autobús que los llevo a la parte más
alejada del centro de la ciudad, cada vez las casas eran más humildes, y la
jungla se veía cada vez más cerca, durante el trayecto hablaron muy pocos, ya
fuese por nerviosismo o por solemnidad como quería creer el chico rubio.
Finalmente bajaron en la última
parada del autobús, en esa zona las casas y la jungla estaban básicamente
mezcladas, y la última casa se podía ver a no muchos metros, no tardaron mucho
en llegar hasta ahí.
Justo antes de que dejaran
la última vivienda detrás Eduardo que encabezaba el grupo dio la vuelta, se
detuvo y los miro a todos..
-Muy bien, este es el último
momento para arrepentirse y dar vuelta atrás. ¿Aun quieren seguir adelante?
-Si.
-Si.
-Si.
-Si.
-¡Si!
Siendo Arnold en ultimo en
contestar y el primero en comenzar a avanzar.
me alegra que aun hay quien sigue el fic a pesar de mis retrasos
ResponderEliminarAlguien sabe donde puedo encontrar el capitulo 10???
ResponderEliminarMe Encanta la historia<3 pero me dejas picada..
ResponderEliminaraun no existe el cap 10, pero paciencia, espero que eso cambie pronto
ResponderEliminarGracias! me encanta el Fic <3 ojalá pronto puedas publicar el cap 10 :D
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