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miércoles, 29 de abril de 2015

Es un día de Campo

Bueno, después de una etapa de inactividad de mas o menos un mes, regreso, y espero que por un buen tiempo.

en primer lugar antes de empezar, se que siempre tardo mas de lo que quiero, pero el fic de Arnold esta vivo, a aquellos que lo leen, les pido ser pacientes. Ademas planeo subir un nivel de contenido mas variado, esperenlo 

ahora sobre la presente entrada, se trata de un cuento corto que escribí hace ya un tiempo, pero que no me había dado la oportunidad de compartirlo por aquí. Es un caso curioso el de este cuento, lo imagine hace muchísimo, pero lo que termine escribiendo es muy distinto de lo que inicialmente pensé. Espero lo disfruten al leerlo, tanto como yo disfrute escribiéndolo.


Fotografiá de la batalla del Somme



Es un día de Campo

El sol amanecería pronto, y todo parecía indicar que sería un hermoso día de primavera. Cielo despejado, y una temperatura agradable que invitaba a pasar todo el día fuera. Sin duda el tipo de día que más temían.

Los exploradores de campo llegaron en poco tiempo, confirmando lo que los novatos más temían; un objetivo se situaba a poca distancia, y no había mejor momento para ir hasta el lugar. Veteranos cuyas campañas exitosas eran muchas, mostraban también el temor en sus rostro. Pues más sabe el diablo por viejo que por diablo, y entendían que varios no regresarían ese día. Luego estaban los novatos, que no tenían más que unos días de haberse unido a filas, y que jamás habían entrado en batalla. No había uno solo cuyo miedo no fuera evidente a cada movimiento que daban. Mas sin embargo el orgullo es poderoso en los jóvenes, y ninguno estaba dispuesta a dar marcha atrás.

Los de mayor rango discutieron la logística. El objetivo estaba más cercano a su lado, si se movían con rapidez y actuaban con eficiencia la misión no tenía que resultar en una batalla. Pero la guerra es un juego poco predecible que rara vez se deja dictar por los términos de sus participantes.

Al poco tiempo ya se encontraban marchando, caminando para cruzar aquel inmenso campo de césped que era el terreno donde incontables habían perdido la vida, en busca de la supervivencia de muchos más. La guerra era más antigua que cualquiera de las pobres almas que caminaban en fila india hacia tierra de nadie. Su vida entera estaba regida por la guerra, pues esta no podía tener un objetivo más importante; alimento, siempre era por alimento. Más de los que cualquiera podría contar nunca, habían dado su insignificante vida, para que otros tuvieran comida, y a su vez un día dieran su vida por la misma razón.
Ya casi se alzaba sobre el batallón el sol de mediodía cuando pudieron divisar su objetivo. Cerca, donde el terreno cambiaba de apariencia, por una tan uniforme que no podía ser natural. Donde los gigantes, ajenos del mundo de estos simples soldados se erigían absueltos en temas que ningún de los que marchaban podrían nunca comprender. Se encontraba el objetivo, el tan preciado alimento.


Se acercaron con cautela, pero con velocidad. Al fin llegaron, y todo parecía marchar de acuerdo al plan previsto. Se situaron justo en frente del objetivo, que brillaba rojo cual sangre, sin duda alguna una manzana hermosa. Pero cuando se proponían a sujetarla, las vieron, acercándose por el otro flanco del mantel; un batallón completo de hormigas de una colonia enemiga. Cualquier esperanza de librarse de un conflicto se esfumo del corazón de cada soldado. Después de todo, ese día habría batalla. No se podía esperar más pues para cada hormiga, la guerra es un día de campo. 

1 comentario:

  1. Victor Manuel Delacerda Cobos10 de junio de 2015, 13:17

    jejeje, no esperava ese final, me saco una sonrisa.

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